La química de la vida

Imaginemos un rústico laboratorio del siglo XVII, una pequeña ventana que apenas ilumina la habitación es testigo de la primera nevada del año. Una figura encorvada sobre la mesa central observa y se maravilla con aquel mundo que le ha sido revelado a través de la combinación precisa de lentes y luz. Pequeños seres danzan bajo la mirada de un microscopio primitivo; estos animálculos representan los cimientos de la biología moderna. El hombre que investigaba la vida durante ese frío amanecer en Delft no era otro que Antoine van Leeuwenhoek , bien conocido por realizar mejoras a los microscopios de la época y por ser precursor de la microbiología y biología celular. Si bien el científico holandés no estableció vínculos entre la naturaleza de sus observaciones y la naturaleza celular de la materia viva, sí reafirmó la importancia de estudiar al mundo microscópico de la misma forma en que se estudiaba al mundo en dimensiones mayores. Figura 1. Observaciones microscópicas d...