Los universos de Marina I
Desde hace algún tiempo he escrito algunas historias cortas con una protagonista llamada Marina. No son la misma persona, solo comparten el nombre; todas tienen algo de mi. He aquí la primera...
Marina
Marina de la piel de nácar camina por la playa como todas las mañanas. Cuando el mundo se percibe estático en un instante de claroscuros rosados. El camino de huellas ligeras, que luego el oleaje borra, se dirige al muelle. Solo un par de balsas se mecen al vaivén de la marea; el único vestigio de un pueblo ahora fantasma. Marina desea partir como los otros, pero tan solo se atreve a mirar hacia el horizonte. Las palabras de su madre y su abuela antes que ella la acompañan, "De la sal de este mar estamos hechos y en sal nos convertiremos al dejar esta isla."Marina de los cabellos de alga parda contempla la puesta del sol desde su ventana. Imagina el atardecer en otras islas y parajes. Un recuerdo de ocasos púrpura aparece en la colección de tonos rojizos. Busca memorias perdidas, de otros cielos y otros mares. Ilusiones fracturadas, de otras vidas y otras realidades. Al dormir, sueña que granos de sal la envuelven y aprisionan. Su cuerpo es un capullo cristalino, en estatua convertido. Su piel ya no es de nácar, ni sus cabellos de alga, y se resiste a aceptar que no es más que sal y exclama. Su llanto es un torrente salado; su grito, el viento en la tormenta.
Marina de los ojos lapislázuli despierta con una decisión cincelada en su mirada. "Soy sal, pero también el agua que fluye, la brisa que llega del norte", piensa. En su sueño el capullo se ha quebrado. Ahora, a la luz del sol, siente la sal disolverse; su voluntad al fin liberada. Marina corre hasta el acantilado más alto. No se detiene y se lanza al vacío sin mirar. Espera una caída que no llega y prueba lágrimas dulces. Abre los ojos y su cuerpo esbelto y cenizo ya está en vuelo. Es la pardela que soñaba con ser Marina, la chica que deseaba ser ave.

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